martes, 23 de septiembre de 2014

Altea: de blanco encalado y azul Mediterráneo

altea: de blanco encalado y azul mediterráneo
Foto sacada de www.visitaltea.es
Primer día de otoño… alud de melancolía por el verano que se va repleto de buenos recuerdos y grata compañía.
Pero para los veraneantes melancólicos que busquen un destino de costa con encanto apto para cualquier época del año, clima sublime, playas tranquilas de aguas templadas y cantos rodados, rincones únicos para instagramear, Altea es, sin duda, el lugar que esperaban encontrar.


Foto de www.artealtea.es
Altea, brisa marinera y chiringuitos gourmet, de blanco encalado y azul turquesa, casco antiguo coronado por la pavoneante cúpula de tejas azules de la iglesia del Consuelo, símbolo por excelencia de este pueblo alicantino y deleite visual para cualquiera, meca de pintores, refugio de artistas y de viajeros que no quisieron volver la vista atrás para recordar de dónde venían… Así es Altea: conmovedora, desconcertantemente bella.





































Desde el casco antiguo, y el deleitante recorrido por las empinadas calles empedradas y flanqueadas por ventanas enrejadas bien engalanadas de macetas que conducen hasta él, plagado de terrazas chic y animados restaurantes con encanto, tiendas de artesanía,  moda y pequeñas galerías de arte, miradores de azules panorámicas al Mediterráneo, pasando por el paseo marítimo repleto también de coquetos restaurantes y agradables terrazas con vistas al mar y acabando por sus apacibles playas blancas de piedra y estupendas vistas, idóneas para los bañistas más solitarios.


Y para finalizar, los recomendados de la casa: para una cena especial El Oustau (en el casco antiguo), un chiringuito… El Cranc (si consigues sentarte), unas copas con buenas vistas … You Chic (Villa Úrsula), un buen arroz … restaurante San Miguel (en el paseo de la playa): restaurante sin pretensiones pero con buena materia prima y estupendo servicio, una pizza sin gluten y con vistas … Pizzería Claudio (en el paseo marítimo; no solo para celiacos), un asador … Ca Joan (me lo han recomendado pero no he ido nunca… todavía)…  
Me reservo un post especial sobre mis tiendas favoritas para ir de shopping por Altea... Continuará.









jueves, 14 de agosto de 2014

House of café, oasis urbano junto al bósforo



Como no es tan fácil olvidarse de Estambul, sigo rememorando los momentos y los lugares que me cautivaron por uno u otro motivo. Entre ellos destacaría la animada tarde de domingo y vida local que pasamos en Ortaköy. Como colofón final, disfrutamos de la terraza con magníficas vistas al Bósforo de la sucursal del House of Café de Ortaköy: un espacio gastronómico (es mucho más que un restaurante) que destaca tanto por su espectacular interiorismo, su enclave, su ambientazo (hiper chic), la profesionalidad de su servicio y el detalle llevado al extremo: un oasis urbano con balconada al Bósforo. Simplemente fantástico.



Os invito a conocer alguno de sus restaurants concepts repartidos por la ciudad de Estambul porque cualquiera de ellos merecerá la pena. Para los fans de los interiorismos más vanguardistas y los cool hunters es visita obligada. Y los seguidores de Instagram no deberían perderse sus fotos: un verdadero deleite.



Un desayuno en la terraza de su local de Ortaköy está ya en la hoja de ruta de mi siguiente viaje a Estambul. 


domingo, 20 de julio de 2014

Estambul, joya otomana


Estambul, joya otomana


Estambul, una ciudad caóticamente encantadora: destino cosmopolita por excelencia, contrapunto entre tradición y modernidad, mezquitas & minaretes, vestigios bizantinos y otomanos, gentes extraordinariamente cordiales, terrazas cool con magníficas puestas de sol e inmejorables vistas, morenos guapísimos que evocan pasiones turcas ya relatadas, abarrotados bazares de puestos multicolor y vendedores dicharacheros: alfombras aladinas, artesanía, brochetas especiadas, deliciosos locums, tés, heladeros-malabaristas …  






Desde la bulliciosa plaza de Taksim, punto de encuentro y desencuentros, pasando por la transitadísima e interminable calle Istiklal flanqueada de tiendas, cafés, restaurantes, puestos callejeros de mejillones rellenos (nada apetecibles, la verdad) o de simits (unos aros pan recubiertos con sésamo que son muy populares) y algún que otro rincón secreto como el jardín del Instituto francés: un oasis en plena jungla urbana o el restaurante Neoclassic (www.neoclassic.com.tr): un curioso y acogedor restaurante sito en un piso en pleno centro de la Cite de Pera, que merece la pena conocer y donde más que su gastronomía destacaría la amabilidad de los empleados y en especial de Fezai y que os recomiendo para tomar una copa preferiblemente durante el fin de semana que está más animado, sorteando las estrechas calles de bonitos edificios, tiendas de diseño que presumen de interiorismos de vanguardia y animadas terrazas del Estambul más bohemio en Galata, hasta llegar al antiguo Sultanahmet, con Santa Sofía, la Mezquita Azul y el palacio de Topkapi como telón de fondo: un deleitante viaje a través del tiempo retrotrayéndose a la era de los imperios bizantino y otomano: sus legados, tanto arquitectónicos y artísticos como culturales son una maravilla.
Cabeza Medusa. Cisternas
Detalle Pantocrator Santa Sofía
Quizás la parte menos noble de Estambul sea precisamente la afluencia masiva de gente que originan sus reclamos turísticos en la zona de Sultanahmet: ríos de turistas cámara en mano corren tras guías parlanchines que cual Mary Poppins, alzan sus paraguas de colores como estandarte, rompiendo parte del encanto paisajístico del lugar pero siempre nos quedará callejear: muy, muy recomendable para mezclarte con los locales y conocer algo mejor su cultura.
Detalle palacio Topkapi

Detalle exterior Estambul Modern.
Detalle exposición Estambul Modern: Hong Kong Panorama
Detalle cerámica interior palacio Topkapi
Si tuviera que recomendaos donde alojaros: zona nueva (Taksim-Istiklal-Galata) o la zona Antigua (que abarca un área extensa, siendo su punto de referencia Sultanahmet) os diría que depende de lo que busquéis. Si sois de los que gustáis de ir al hotel a descansar en algún momento del día para recuperaros, en ese caso os recomendaría la zona antigua porque es donde os vais a mover a lo largo del día principalmente (o al menos los primeros días en la ciudad); dentro de la zona antigua os recomendaría la calle en la que están las cisternas porque es una zona que además de estar en el corazón arquitectónico del Estambul-reclamo turístico tiene restaurantes y cafés muy cool que hará más agradable vuestra estancia. Yo le eché el ojo a HOUSE OF MEDUSA, que además de un restaurante es también un hotel: es pequeñito pero tiene buena pinta y la ubicación es excelente aunque no sé cómo anda de tarifas… Si por el contrario, sois de los que quieren conocer a fondo la vida local nocturna, vuestra elección debería encaminarse hacia Taksim-Istiklal ya que, si bien es una zona demasiado masificada de gente (tanto turistas como locales) y no precisamente la de mayor encanto, es la zona en la que se concentra gran parte de la actividad nocturna (en las calles adyacentes a Istiklal). Mi elección (para mi próxima visita a la ciudad), que es la que recomendaría a los que primen un entorno especial y gusten de alternar con los locales, es la zona de Gálata; está relativamente cerca de las otras dos zonas, y es, desde mi punto de vista, la parte menos turística y con más encanto de la ciudad: sus tiendas, bares, galerías, … en resumen, su animado ambiente os encantará.
Detalle terraza zona Cisternas-Sultanahmet






















Detalle zona Gálata

Detalle graffiti adyacentes Istiklal
Detalle zona ambiente nocturno. Adyacentes Istiklal
Para tomarle el pulso a la vida local, nada como pasarse la tarde del domingo por Ortaköy: los lugareños se congregan en la bonita y animada plaza Iskele, frente al Bósforo, donde puedes tomar algo en algunos de sus restaurantes y cafés con vistas espectaculares (el HOUSE CAFÉ bien merece una visita; avisar que sus precios son elevados aunque merece la pena el gasto extraordinario: una mesa para dos en la terraza frente al Bósforo… os encantará el lugar) o pasearte por un mercado de artesanía muy interesante y picar algo en alguno de la multitud de puestos de comida que se instalan en torno a la plaza. Solo probé los gözleme (creps salados rellenos de queso, espinacas,… riquísimos) aunque la variedad era bastante amplia. Algo que debía de ser muy típico eran unas patatas horneadas rellenas que llaman kümpir, pero que no me atreví a probar por su contundencia… solo aptas para los muy hambrientos. Un concierto de grupos locales, con solistas femeninas de vaqueros ajustados y cabelleras libres de pañuelos y/o ataduras, amenizaban la jornada y el canto del muyahidín a la oración en la mezquita anexa a la plaza hacía de contrapunto cultural en este Estambul, ejemplo de tolerancia y respeto.
Detalles House Cafe.
Detalle Ortaköy: vista nocturna.
Los románticos como yo pueden darse un paseo hasta la estación de Sirkeci, en pleno corazón turístico de la parte europea, que era la última parada del Orient Express. A partir de los años 50, gracias a esta prolongación del Orient Express hasta Estambul, a Occidente se le brindó la oportunidad de redescubrir la grandeza de esta fantástica ciudad y en el restaurante aún en activo que lleva el mismo nombre que el mítico tren se daban cita intelectuales, escritores, actores y viajeros pudientes de la época atraídos por el esplendor de Estambul. El edificio, que conserva su esencia original aunque evidencia signos de decadencia, sigue albergando una estación de trenes en activo y retiene todavía en su interior cierto encanto de ensoñación.
Estambul, … no olvides dejar espacio en tu maleta para traerte un poco de su esencia porque te robará el alma y querrás llevarte algo de ella contigo. Podría seguir escribiendo mucho sobre esta ciudad porque me he dejado muchos sitios por nombrar pero como esto es solo un post y no un diario de viaje, lo dejaré aquí… por hoy.
Detalle estación Sirkeci.

Espero que os haya gustado el recorrido express por Estambul aunque ya sin el Orient.



domingo, 8 de junio de 2014

Hotel Santo Mauro: un oasis urbano de lujo en el centro de Madrid

Hotel santo mauro: un oasis urbano de lujo en el centro de madrid
Detalle marquesina entrada principal al hotel
Hoy es un día muy especial para Hansel sin Gretel porque es nuestro primer cumple-blog. Un año ya cumpliendo con mi propósito. Aprovecho para agradeceros a los seguidores del blog vuestro apoyo y espero seguir escribiendo posts que os resulten interesantes o al menos entretenidos con el fin de seguir celebrando más cumpli-blogs.
Para esta ocasión tan especial he querido dedicar el post a un lugar que os encantará: el hotel Santo Mauro, sito en Madrid.
El hotel se encuentra en la calle Zurbano nº36, una ubicación privilegiada en el céntrico y exclusivo barrio de Chamberí, rodeado de edificios y palacios históricos. Ocupa la que fuera residencia del duque de Santo Mauro, un miembro influyente de la sociedad madrileña de la época. A título informativo comentar que esta casa ducal todavía existe.
El inmueble fue construido en el siglo XIX. Los edificios que conforman el hotel están rodeados por un precioso jardín de influencia francesa: un oasis urbano en pleno centro de Madrid.
Detalle antiguas caballerizas reconvertidas en estancias
El hotel conserva el diseño original del inmueble y representa la fusión perfecta entre lo clásico y lo moderno, tanto en su exterior como en lo ecléctico de su decoración interior, lo que le infunde un encanto especial.
La marquesina de hierro que preside la entrada principal una vez accedido el arco de ingreso atrae la mirada de cualquiera que pasee por la calle Zurbano a la altura del hotel. Eso fue lo que me ocurrió a mí y tuve la gran suerte de toparme con un la persona correcta que me invitó a adentrarme permitiéndome visitar el hotel cuando me descubrió embelesada en el arco de ingreso a la propiedad privada disfrutando de la panorámica del precioso palacete cámara en mano intentando sacar una foto medio decente para incluir en mi lista de must buildings de Madrid.
Y fue así, como os cuento, gracias a la amabilidad del personal del hotel, que tuve la oportunidad de acceder al interior para disfrutar del deleite visual de la armonía y belleza arquitectónica de Santo Mauro.
La escalera modernista que preside el hall de la entrada es sencillamente espectacular, como también los son las distintas estancias que en su día albergaron la biblioteca o antiguos  salones, y hoy reconvertidas con gran acierto y esmero en un comedor- coctelería muy chic estilo art decó y en zonas comunes que forman parte del lobby, respectivamente, con decoraciones concebidas expresamente para cada una de los distintos espacios: la sala roja de influencia francesa o la sala chica decorada con algunas piezas de origen oriental. No dejéis de admirar las molduras y los estucos originales de las estancias: un verdadero deleite.
Detalle salones
Del jardín destacar la agradable vistosidad de sus flores y plantas y su discreta intimidad: me parece un lugar ideal para disfrutar de un desayuno especial o un brunch dominguero (me recomendaron reservar con antelación en caso de querer disfrutar de un fantástico desayuno primaveral en el jardín; una oportunidad apta para muchos bolsillos que primen la experiencia sobre el precio, claro está). Yo tengo claro que me daré el gusto un día de estos; ya os contaré qué tal. Si vais antes, hacérmelo saber.

Detalle terraza