Casa lis:
art nouveau & art déco
Si hay un espacio de arte del que no
te querrás marchar y que te dejará muy gratamente sorprendido ese es El Museo
de la Casa Lis, en Salamanca. Visita obligatoria de paso por esa histórica
ciudad.
Para quien se quede con ganas de más, aquí os dejo el enlace a la web del museo, www.museocasalis.org, de
donde he sacado la información que, a revueltas con mis opiniones, resumiré en
este post, así como la mayoría de las imágenes que se adjuntan ya que no se
permite fotografiar el interior de la casa ni el museo (una pena, aunque
comprensible) y hay que recurrir a las imágenes de archivo.
Comenzaré
con un poco de historia…
Casa lis
La Casa Lis es un palacete urbano
enclavado sobre la antigua muralla de la ciudad mandado construir por D. Miguel de Lis. El encargado de llevar a cabo este proyecto fue Joaquín de Vargas: diseña
una fachada construida con hierro y vidrio siguiendo los preceptos de la arquitectura industrial. El resultado es uno de los pocos
ejemplos de arquitectura
industrial empleada para uso residencial, único por su espectacularidad y por la audacia arquitectónica de
Vargas.
Pero
la Casa Lis reserva una sorpresa más: su fachada norte es uno de los pocos
ejemplos de arquitectura modernista que podemos encontrar en Salamanca. Construida en piedra y
ladrillo, destaca su puerta de acceso y el movimiento orgánico de las verjas de
hierro de una deliciosa delicadeza Art Nouveau.
En el interior, la casa contaba con
habitaciones para el verano y para el invierno, las primeras en la planta baja
y las segundas, en el principal. Entre otras dependencias contaba con despacho,
comedores, oratorio, sala de baños con agua fría y caliente, varios salones e
invernadero. La vivienda se iluminaba con luz eléctrica y la decoración era de
gusto modernista con vidrieras artísticas en la galería del patio, las puertas
y la claraboya de la escalera principal.
La
casa-palacio cambió de propietarios en 1917 y posteriormente fue habitada por
diversos inquilinos hasta que en los años setenta, cerrada y sin uso, comienza
un periodo de decadencia y degradación.
En
1981, el ayuntamiento de Salamanca, consciente del valor del
inmueble, inició un expediente de expropiación que logró salvarla de la ruina.
Actualmente
el edificio es la sede del Museo
Art Nouveau y Art Déco y en sus salones y dependencias se exhibe una parte de los
fondos donados por D.
Manuel Ramos Andrade, anticuario y coleccionista salmantino, que vio cómo en 1995 la Casa Lis, con un
recuperado esplendor, abría de nuevo sus puertas, ésta vez para exponer sus
colecciones únicas en España.
El
museo
El
Museo es en esencia
un museo de artes decorativas que propone un recorrido temporal que
abarca desde las últimas décadas del siglo XIX hasta la II Guerra Mundial.
art nouveau
El Art Nouveau buscaba estimular los
sentidos con un erotismo contenido que se reflejó en una particular visión de
la mujer a medio camino entre la realidad y la fantasía.
Representadas
como hadas o ninfas de cabelleras ondulantes, sus siluetas inocentes decoran un
sinfín de artículos, pero la mujer también se plasma como una femme fatale.
La Maison de l’Art
Nouveau dará nombre a la corriente francesa o belga. En España, el
estilo se llamará Modernismo.
art déco
La primera
guerra mundial acabará con el delirio decorativo modernista. El estilo Art
Déco será el reflejo de una nueva sociedad. El
término se acuñó en los años sesenta refiriéndose al arte generado
en el periodo de entreguerras.
Vivió su momento de mayor esplendor en la Exposición
Internacional de Artes Decorativas de París de 1925 aunque su influencia ha llegado
incluso hasta nuestros días. Frente a la línea curva y la sinuosidad del Art
Nouveau, en el Art
Déco se impone la
línea recta y los volúmenes geométricos. Es un estilo ecléctico que surge de
la suma de muchas tendencias.
A diferencia
de otros periodos artísticos, el Art
Déco fue puramente decorativo. En sus trabajos,
generalmente, los artistas no pretendían expresar sentimientos o emociones,
sino crear objetos de diseño atractivo, equilibrados y que reflejasen el
momento y la sociedad en que vivían.
Y tras esta necesaria
introducción me gustaría describir, en pocas líneas, las sensaciones y
emociones experimentadas en mi recorrido por esta fastuosa casa-museo.
Casa Lis,
palacio modernista de hierro y coloridas vidrieras que no deja indiferente al transeúnte.
Recomiendo tomarse su tiempo para disfrutar del exterior del palacio antes de
entrar. Por supuesto, sería imperdonable
pasar de largo sin visitarla.
La preciosa puerta que enmarca su entrada
principal es solo el preludio de la belleza en esencia que atesora la casa en
su interior.
No hay que ser
ningún experto en arte para disfrutar y deleitarse con las obras y colecciones
que se exponen en Casa Lis. Los amantes de la decoración podrán admirar muebles
exquisitos. Los que prefieran las esculturas, lejos de aburridas exposiciones, aquí
encontrarán verdaderas maravillas fetiche. Las dolls lovers creerán encontrarse
en el paraíso: increíble y vasta colección de muñecas apta tanto para
románticas como para realistas doll-escépticas. Mis favoritos: esta serie de
muñecas de grandes ojos que inspiran especial ternura y simpatía y Kewpie, uno
de los entrañables elfos de alas azules que se ha convertido en símbolo y
enseña del Museo … adorables… querrás uno!
Resumiendo... de esencia
modernista en acero y coloridos ventanales, la Casa Lis alberga una
espectacular exposición de muñecas de coleccionista con nombre alemán o allure
francés, torneadas bailarinas en bronce y exquisitas bañistas de porcelana, delicada
disposición de antiguos frascos de perfume, joyas art déco, muebles y piezas decorativas de ensueño o pinturas de
autor, entre otras maravillas.
Y como guinda al pastel, un vino y unos deliciosos pinchos en La Barra de Gonzalo, bajo los soportales de la Plaza Mayor: todo un deleite gastronómico.
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