domingo, 20 de julio de 2014

Estambul, joya otomana


Estambul, joya otomana


Estambul, una ciudad caóticamente encantadora: destino cosmopolita por excelencia, contrapunto entre tradición y modernidad, mezquitas & minaretes, vestigios bizantinos y otomanos, gentes extraordinariamente cordiales, terrazas cool con magníficas puestas de sol e inmejorables vistas, morenos guapísimos que evocan pasiones turcas ya relatadas, abarrotados bazares de puestos multicolor y vendedores dicharacheros: alfombras aladinas, artesanía, brochetas especiadas, deliciosos locums, tés, heladeros-malabaristas …  






Desde la bulliciosa plaza de Taksim, punto de encuentro y desencuentros, pasando por la transitadísima e interminable calle Istiklal flanqueada de tiendas, cafés, restaurantes, puestos callejeros de mejillones rellenos (nada apetecibles, la verdad) o de simits (unos aros pan recubiertos con sésamo que son muy populares) y algún que otro rincón secreto como el jardín del Instituto francés: un oasis en plena jungla urbana o el restaurante Neoclassic (www.neoclassic.com.tr): un curioso y acogedor restaurante sito en un piso en pleno centro de la Cite de Pera, que merece la pena conocer y donde más que su gastronomía destacaría la amabilidad de los empleados y en especial de Fezai y que os recomiendo para tomar una copa preferiblemente durante el fin de semana que está más animado, sorteando las estrechas calles de bonitos edificios, tiendas de diseño que presumen de interiorismos de vanguardia y animadas terrazas del Estambul más bohemio en Galata, hasta llegar al antiguo Sultanahmet, con Santa Sofía, la Mezquita Azul y el palacio de Topkapi como telón de fondo: un deleitante viaje a través del tiempo retrotrayéndose a la era de los imperios bizantino y otomano: sus legados, tanto arquitectónicos y artísticos como culturales son una maravilla.
Cabeza Medusa. Cisternas
Detalle Pantocrator Santa Sofía
Quizás la parte menos noble de Estambul sea precisamente la afluencia masiva de gente que originan sus reclamos turísticos en la zona de Sultanahmet: ríos de turistas cámara en mano corren tras guías parlanchines que cual Mary Poppins, alzan sus paraguas de colores como estandarte, rompiendo parte del encanto paisajístico del lugar pero siempre nos quedará callejear: muy, muy recomendable para mezclarte con los locales y conocer algo mejor su cultura.
Detalle palacio Topkapi

Detalle exterior Estambul Modern.
Detalle exposición Estambul Modern: Hong Kong Panorama
Detalle cerámica interior palacio Topkapi
Si tuviera que recomendaos donde alojaros: zona nueva (Taksim-Istiklal-Galata) o la zona Antigua (que abarca un área extensa, siendo su punto de referencia Sultanahmet) os diría que depende de lo que busquéis. Si sois de los que gustáis de ir al hotel a descansar en algún momento del día para recuperaros, en ese caso os recomendaría la zona antigua porque es donde os vais a mover a lo largo del día principalmente (o al menos los primeros días en la ciudad); dentro de la zona antigua os recomendaría la calle en la que están las cisternas porque es una zona que además de estar en el corazón arquitectónico del Estambul-reclamo turístico tiene restaurantes y cafés muy cool que hará más agradable vuestra estancia. Yo le eché el ojo a HOUSE OF MEDUSA, que además de un restaurante es también un hotel: es pequeñito pero tiene buena pinta y la ubicación es excelente aunque no sé cómo anda de tarifas… Si por el contrario, sois de los que quieren conocer a fondo la vida local nocturna, vuestra elección debería encaminarse hacia Taksim-Istiklal ya que, si bien es una zona demasiado masificada de gente (tanto turistas como locales) y no precisamente la de mayor encanto, es la zona en la que se concentra gran parte de la actividad nocturna (en las calles adyacentes a Istiklal). Mi elección (para mi próxima visita a la ciudad), que es la que recomendaría a los que primen un entorno especial y gusten de alternar con los locales, es la zona de Gálata; está relativamente cerca de las otras dos zonas, y es, desde mi punto de vista, la parte menos turística y con más encanto de la ciudad: sus tiendas, bares, galerías, … en resumen, su animado ambiente os encantará.
Detalle terraza zona Cisternas-Sultanahmet






















Detalle zona Gálata

Detalle graffiti adyacentes Istiklal
Detalle zona ambiente nocturno. Adyacentes Istiklal
Para tomarle el pulso a la vida local, nada como pasarse la tarde del domingo por Ortaköy: los lugareños se congregan en la bonita y animada plaza Iskele, frente al Bósforo, donde puedes tomar algo en algunos de sus restaurantes y cafés con vistas espectaculares (el HOUSE CAFÉ bien merece una visita; avisar que sus precios son elevados aunque merece la pena el gasto extraordinario: una mesa para dos en la terraza frente al Bósforo… os encantará el lugar) o pasearte por un mercado de artesanía muy interesante y picar algo en alguno de la multitud de puestos de comida que se instalan en torno a la plaza. Solo probé los gözleme (creps salados rellenos de queso, espinacas,… riquísimos) aunque la variedad era bastante amplia. Algo que debía de ser muy típico eran unas patatas horneadas rellenas que llaman kümpir, pero que no me atreví a probar por su contundencia… solo aptas para los muy hambrientos. Un concierto de grupos locales, con solistas femeninas de vaqueros ajustados y cabelleras libres de pañuelos y/o ataduras, amenizaban la jornada y el canto del muyahidín a la oración en la mezquita anexa a la plaza hacía de contrapunto cultural en este Estambul, ejemplo de tolerancia y respeto.
Detalles House Cafe.
Detalle Ortaköy: vista nocturna.
Los románticos como yo pueden darse un paseo hasta la estación de Sirkeci, en pleno corazón turístico de la parte europea, que era la última parada del Orient Express. A partir de los años 50, gracias a esta prolongación del Orient Express hasta Estambul, a Occidente se le brindó la oportunidad de redescubrir la grandeza de esta fantástica ciudad y en el restaurante aún en activo que lleva el mismo nombre que el mítico tren se daban cita intelectuales, escritores, actores y viajeros pudientes de la época atraídos por el esplendor de Estambul. El edificio, que conserva su esencia original aunque evidencia signos de decadencia, sigue albergando una estación de trenes en activo y retiene todavía en su interior cierto encanto de ensoñación.
Estambul, … no olvides dejar espacio en tu maleta para traerte un poco de su esencia porque te robará el alma y querrás llevarte algo de ella contigo. Podría seguir escribiendo mucho sobre esta ciudad porque me he dejado muchos sitios por nombrar pero como esto es solo un post y no un diario de viaje, lo dejaré aquí… por hoy.
Detalle estación Sirkeci.

Espero que os haya gustado el recorrido express por Estambul aunque ya sin el Orient.